Tenemos que atar bien en firme
los demonios que llevamos dentro
en lugares oscuros, sin tiento,
y luego tirar la llave abajo
en un lugar que llamamos infierno.
Atar los demonios con fuertes cadenas
para que no salten, con furia
y asolen con garras el pequeño cielo
que tenemos conformado
con todos los sueños.
Porque al fin, ellos, los demonios
andan trasteando por los andurriales
que conforman la justa parcela,
junto con los otros, los buenos,
peleando, entre ellos…
como buenos hermanos.
Y así, en confrontación
se pasan la vida, mientras yo opto
por uno o por otro, intentando
que guarden la paz y un debido decoro
sin menoscabo de verlos peleados.
María Toca©
Santander.11-04-2020. 18,47.