La noche se hace río
cuando el miedo visita
a los que nada tienen.
Los anuda y los ciñe
a las palabras yertas,
al cuerpo que camina
despacio, tras las letras
que construyen la vida
y se llevan la muerte,
a un pozo de mucha sombra
que residen los grandes
y también, los humildes, los pequeños,
los hijos que ya no quiere nadie.
En ese pozo triste, donde anuda la noche
el frío, la tormenta, la rabia
de los que nada tienen,
de los que nada temen
porque sin techo, ni fuego,
poco se puede huir,
tan solo, hacia delante.
Con los ojos abiertos
cubiertas las cabezas de corona espinada,
con las manos abiertas,
o el puño bien cerrado,
se camina despacio,
hasta horadar la tierra
o yacer, sin demora,
en un gris cementerio.
Santander.12-1-15, 19,36. 358 días sin ti, pero contigo.
Gracias