Recogí un corazón adamascado,
maltrecho, troceado,
y durante un tiempo lo acuné con denuedo
intentando alimentarlo en un pecho,
de amplitud inmensa, conocido
que yacía vacío y en barbecho.
Por eso, de no tener el órgano centrado
ni en condición preclara,
lo acunaba, a veces con lágrimas,
otras con sueños, o con vacíos
que aparentaban fuerza concentrada.
Durante años, lo curé mientras andaba,
socavando el destino, labrandome la vida
y me acadabraba el dolor y la simiente
de saberme sola y sin presente.
Tan presta, me sentía, que acabé cansada
de tanto cubrir tantas heridas,
en un corazón, que roto, silente, compartía.
Al curarlas, surgieron otras
y otras, en vana compañía,
de tiempo, de memoria y de historia,,
tanto, que desistí de aquel intento,
dejándole, herido, pero dentro,
en mi pecho, cabalgando por la vida,
sin apenas, preocuparme de la herida
Santander 4-9-15- 14,16