Cuando tu piel me escuche
le contaré pausado
como llegué hasta aquí,
caminando despacio.
Musitaré mi historia
con caricias muy leves,
le hablaré de otras noches
de madrugadas hueras.
Cuando consiga, al cabo,
que me escuche, callada,
mantendré su atención,
ataré mis pecados
a su resurrección.
Caminaré en la noche
en que tu piel me escuche,
anudando mis dedos
al vello, que en tu pecho
me ofreceáa remanso
y acunaré mi audacia
envuelta entre tus brazos.
Y me haré muy pequeña,
susurrando oraciones
para que sea el cielo
el que guíe mis pasos.
Cuando tu piel me escuche,
contaremos la historia
hasta que el sol diluya
la magia. Solo entonces,
te dejaré marchar,
o me ataré a tu espalda.
Santander-3-10-15. 1,09.