Con la lluvia aparecen los rituales de antaño,
la cortina bajada, con la luz encendida,
la vela que parpadea
en su sitio, donde el humo
y el pabilo emprenden, ambos,
una danza ahuecada
por el aire difuso, que se cuela en la sala.
La noche se acelera
y se mezclan las sombras,
allende la escalera,
mientras el frío arrecia
y se nublan ,briosas, las tardes
en que el sol se filtraba
por las puertas abiertas;
mientras, por las ventanas
se escapaban, raudos,
los fantasmas.
Con el otoño llega
la pausa, la mansedumbre,
la soledad llagada,
el recuerdo, de aquellas tardes bravas
en que apenas notaba
la lluvia en la ventana.
Hoy, hasta los huesos,
avisan de su presta llegada,
mientras el suave parpadeo
de las luces, tamizan
los sueños, los descalabros
que apenas se anunciaban.
Con la lluvia se aprestan
a llegar las visitas, espectros animados,
que reciben con solfa de alegría forzada
y una taza de miedo,
la nostalgia llegada.
Con la lluvia prestada,
aparecen las sombras,
los recuerdos, de las viejas etapas
que raudas se diluyen
mientras en lontananza, el tiempo
se achica, se encoge
elevándose, luego hasta simas doradas.
Santander-15-9-2016. 19,00