De pronto se borran, las viejas palabras,
marchan difuminadas,
se escurren voraces
hacia otras guaridas, a otras veredas
mientras que la mía se queda muy sola
callada y vacía. Sin tener ni asomo
de aquellas verdades.
Se me van las horas
buscando en rincones, en zócalos viejos
y entre los desvanes
que forma la mente
las viejas palabras, amigas…renuentes.
Se me van, no están,
marcharon al frente
me dejaron sola, sin voz, sin ariete,
pulsando en el alma
burbujas de sombras
y verbos ardientes.
Las busco y no encuentro
entre los sarmientos que pueblan
el jardín preciso donde las hallé
cuando desde lejos, volví la mirada
buscando su suerte
porque ya la mía, la tenía echada.
María Toca
Santander-19-10-2018. 21,04