A veces me pienso
como álamo en invierno
en perpetua desatención,
conteniendo el desamparo por bandera
y el miedo a deshojarme por entero,
meciendo en mis ramas, alegría
de cantos apajarados y en silencio
guardar secretos, que callo,
que ansío descargar,
al ser mayor mi pena,
que la escarcha que me cubre
y me solapa, cada primavera
con el suave despertar de un sueño umbrío.
¿Será así el desafío
que planea por tierras y por guías,
que mecen mis ramas y me pueden
el viento, las tormentas y los ríos?
O, tal vez, al contrario,
me restallen las hojas, perdidas en el suelo,
con cada pisada, sementera
de tierra contrita y espesada
con mi simiente, agraviada
y mis ramas en franco desafío,
extendiendo los brazos hacia el cielo,
clamando piedad, sin escuchar la calma
que puja por abrir la tierra
y dejarme yacer en la yerma pisada
de alguien que en mí, se apoya
y pone freno al declive suave de mis sueños
Santander 9-6-14, 20,31. 151 días sin ti.
Recibido. Son momentos, sensaciones. Me llevó bien con la soledad