¿Me temes? no, entonces porque quieres callarme.
Quieres mi silencio a cambio de tu paz,
mi voz sellada a cambio de tu horror,
que se ahogue el grito en la garganta
y que del cuerpo brote el sudor
que te alimenta, ¡maldito!
No sabes que el miedo se pierde
cuando queda poco que perder,
que el miedo se acaba
cuando los hijos, claman libertad.
Ignoras que el temor acaba
cuando comienza la desesperación,
que de la llama acidulada de la pena,
nace la rebelión.
Intentas callar mi boca, no lo logras,
tan solo se oscurece tu sol
y emerge desde dentro de las almas
la furia de la desolación.
Puedes tapar las voces,
acallar el grito de la calle,
pero no puedes entrar en mi cabeza
ni sembrar de estrepito el vacío
donde crece, sin tregua la rebelión.
Santander 1-7-15, 18,23. 527 días sin ti pero contigo