No sabría excusar mi falta ni mi ausencia
no me sobran los recuerdos, al contrario,
los fui labrando a golpe de vivencia…
de sabor involuntario de amargura
y alguno de risa, de esperanza o de fuego
que fue encendido por la yesca de un cuerpo
y un deseo. El de estar viva y vivir
conforme a la dirección que vira el viento
o la brújula infame del destino.
No estuve o no quise estar, ya lo siento,
a la altura en todos los recovecos que he vivido.
No fui la equidistante, la sultana, la madre
o la amiga que esperaban. Ya lo siento.
Se fustigaron las carnes con olvidos
y las madrugadas se tiñeron, a veces,
de pasiones que luego se enfriaron
hasta caer como hojas secas en el suelo.
No supe buscar los recovecos de la vida,
ni estar a la altura…ya te dije y lo repito
que lo siento.
Hoy, cuando pasa el tiempo en descalabro
y se me llena de plata la cabeza,
te recuerdo como pieza sublime
guardada donde se archivan las joyas
que ni se compran ni se lucen sin desaire.
Y aunque no estuve o no supe hacer mejor
la guardia, me resisto a sublimarme en penitencias
porque, al fin, nadie enseña a vivir
y cada una en su caminar…
va labrando la vida como puede.
María Toca
Santander-22-08-2019. 19,30