Si vuelvo atrás los ojos y contemplo
el tiempo que pasó desde que huiste
al lejano destino que tenías preparado,
encuentro soledad, tristura, desespero,
incluso, hasta a veces, el deseo
de seguirte, sin tregua y sin matices.
Escucho las palabras que de mi boca oíste
y enhebro los recuerdos con furia, aun,
porque, sabes, no hace tanto que te fuiste.
Aún tengo el poso del dolor pegado en la piel
mientras intento, en vano, que la herida
duela menos que el recuerdo
y el sendero, me lleve de la mano
caminando, en pos de una esperanza
sintiendo el aliento de tu sonrisa,
y la mirada amiga, acidulada,
que me envías con la fuerza de tu vida.
Hoy, sin embargo, mueren otras gentes,
el dolor anida en la vergüenza,
de canallas, que matan sin decencia
y provocan el llanto de otros ojos.
Y, hoy, casi, que siento vergüenza,
por llorarte, cuando tanta amargura
siembra la sementera de la tierra
que no consigue, caminar en pos de la cordura,
de vivir el trecho del camino que nos toca
y luego, en paz irse hacia la nada , por derecho.
Santander-8-1-15. 14,24. 354 días sin ti pero contigo.
sí, eso me lleva a saber cuanta crueldad hay en quien siega una vida. Es tanto el dolor…esa gente tiene madre, tiene hijos, tiene esposos. Tienen lágrimas que durarán muchos años. Por eso sé la sinrazón de matar, de producir tanto dolor. Por eso, porque duele tanto que no se puede respirar.