De nuevo la escucho,
enjaulada entre barrotes
de nostalgia y arrebato.
Escucho el rumor lejano
de la música que me eleva
hasta el sueño de una nueva primavera.
Prisionera de lisonjas y reproches
que me hago, en la tristura
de mi guarida, en espera
de tu llamada y mi solaz
…tan bien acompañada
con los acordes del piano
que solitario me acompaña.
Tal que si estuviera
tu cuerpo dentro del sendero
de mi estela. Tristes
tus ojos, tristes, contemplando
mi marcha y tu simiente
desperdigada por la nada.
De nuevo, yo frente al poema,
de nuevo llega la sonrisa
de esta amable y lisonjera compañía.
Porque el sueño de vivir enamorada
aleja el fantasma de no saber que decir
en la cuartilla, que acompaña
cada excursión por la morada
de un corazón hirsuto
que nunca pensó que podía
volver a latir, o ser amada.
María Toca
Santander- 29-06-2018, 0,01.
Escuchando a J.L.