Tiempos propicios a la nada,
esa nada cubierta de estertores
de cantos de victoria y de banderas
que nublan, como poco, la cabeza.
Tiempo de nublos, de tormentas
y de encumbrarse, quien por loco
o por orate se bien precia.
Tiempo de miedos, de amenazas,
de dolores, que estampan contra el suelo
la certeza de caminar hacia atrás
o estar parados, en medio
de los entresijos de una historia
que no por repetida, se mejora.
Tiempo de embestidas de testuces
de esas que piensan lo mínimo
y espetan sangre y esputos de ira
por la boca.
Tiempos de cólera, de ciega incertidumbre
que a la gente de paz la dejan quieta.
Tiempos malditos, en que ponen rejas
a la razón, al corazón y a la cabeza.
María Toca
Santander-5-11- 2016, 12,41.