Si con la voz se pudiera expresar
el sentimiento que aqueja un alma herida
sobrarían poetas que lo hicieran,
mas no quedan palabras ni sentidos
que explicar puedan, el alma aquejada
de dolores, de suplicios quedos,
por callados y espesos, controlados,
por aquella cordura, que escala
las montañas de la buena educación
y altura, por no provocar una ruptura
en la escala social de los anversos.
Se intenta, no obstante,
creando versos, que expliquen,
que muestren, cautos, lo que el alma siente
con la frase redonda, con la brecha
realizada en la cordura
donde blande, espeso, el aliento
del dolor que quema, y sirve de alimento
a los versos quebrados, y átonos
sin marcha, de frente, y en quebranto
de las voces más calmadas que los vientos.
Santander.9-3-14, 21,13. 48 días sin ti