caminando de noche por la vereda umbría.
Se marcharon despacio, silentes,
sin hacer ningún ruido,
por la dolida herida
que produjeron sables de filo contenido.
Se diluyeron las viejas esperanzas
que arracimadas, fructificaban en una dulce espera,
envueltas entre linos de ilusiones gestadas.
Marcharon, las quimeras,
entre estertores tibios y penas irradiadas.
Huyeron livianas…
-que difícil, ahora, se me hace el camino-
Sin sueños, con el cielo perdido,
con noches largas, impías,
que nublan hasta la madrugada;
el destino se agria, con los pasos cansinos
caminando en silencio, con la frente apagada…
hasta el sosiego duele.
Se me fueron los sueños…
como marcha el olvido,
con pasitos pastueños y casi sin sentirlos.
Buscaré entelequias
o labrar nuevas metas,
utopías diversas que llevar adelante,
porque caminar sin anhelos
es como andar desnuda
y vivir entre fríos,
en el fiero destemple, bañada de rocío.
María Toca
Santander 7-04-2021. 19,30