Me llevaré el estío. El vuelo de paloma
y el olor de los pinos, cuando amanece en sombra.
El pedregal del río, cuando corre entre cantos
y se escurre entre prados regándolos de vida.
Me llevaré las horas pasadas frente al sol
derramando palabras en el lienzo perdido,
o contando historias y tejiendo poemas…
imaginando sombras teñidas de vacío.
Me llevaré nostalgias, valles de nubes negras,
los recuerdos, los ayes y las falsas palabras
que escuché y que me dieron la pauta y la tristura
de saberme enviudada, viviendo en soledad
con alma cercenada.
Y al fin, portaré maleta bien liviana
con las pocas certezas que mantuve, seguras
y mil soles de certezas muy plenas.
Como el otro poeta: ligera de equipaje,
porque, al fin, sola naces y más sola feneces
dejando la simiente de una sementera
más o menos sembrada de verdad o ardides
con la senda olvidada y los pasos borrados.
Porque al fin somos polvo, mas polvo de un camino
que borramos a veces, o que sirve de ensamble
de más pasos perdidos.
María Toca
Santander-04-04-2021. 20,58