Que no se oiga ni perdure
la voz del poeta reblandecida por el viento,
que no proclame su alborozo
la letra que sale de sus labios.
Que ni se sientan hoy sus pasos
ni el aquelarre abra la puerta.
Hoy el silencio se hace urdimbre
y cercena la puerta, hoyando el suelo,
con los instintos,
dejando el cielo mercenario
al albur de los recelos.
Hoy callamos la voz difusa y los cantos
que se elevaron a los cielos
dejando la puerta bien abierta
y a los mercaderes en el templo.
En el sembrado la cosecha
con pereza irresoluta se resarce
de la siembra y del enjambre
con demonios que la aquietan.
Entre las nubes el reproche
camina hacia las estrellas
sin dejar estela ni simiente
que acalle la soledad y la costumbre.
Que se callen los poetas,
que nadie ose quebrantar hoy los silencios,
porque marchó hacia otros mundos
el que entonaba a las estrellas.
María Toca
Santander-28-07-2018. 22,43