¿Y qué hago ahora si me brota la ternura?
si al verla, encerrada en su nube,
cubierta de lunas en penumbra
y con la piel fina como espuma
se me crece un incierto sentimiento
que no quiero sentir, pero le siento.
Que trabajo condonar las deudas
que se produjeron en el pasado
sin menoscabo de que tornen
en breve, en un futuro despiadado…
¿Qué hacer cuando se escapa una lágrima furtiva
ante la emoción de una palabra?
quizá es el hambre de sentir mano de madre
o la deserción que se me tienta en las entrañas.
Lo ignoro, pero no quiero sentir piedad
ni el brío que me brota ante su fragilidad
que me elucubra la penuria de saberla
vieja, ciega y cobarde…
desvalida ante mí,
sin más asidero que mi mano
y la seguridad del terror ante su fin
que sabemos de sobra, inmediato.
María Toca
Santander- 12-03-2021
A María Cañedo, yo sé por qué.