Hoy me comprometo a sentir,
como si nada antes, hubiera sucedido,
como si todo lo que llega fuera nuevo
y al verlo, mis ojos, descubrieran el mundo
en cada esquina de la casa, compartida,
con la sorpresa y el encanto de lo fresco.
Me comprometo a no dejar de sonreír,
al hecho de estar viva, de contarlo, de saber
el nombre de las cosas,
de aprender algo distinto cada día.
A dejar de contemplar mi vida,
como si al vivirla, tuviera que pagar una soldada,
amparada en no saber que soy,
por el hecho de ser, diferenciada.
Vivir, sin menoscabo de sentir,
y tener el mundo en mi mirada.
Me comprometo, de nuevo, como antes,
a reír, sin motivo, sin causa aparente,
como orate que se ríe de sombras
que se muestran y no le dicen nada.
Y, por último, me comprometo a sentir
como si hoy fuera el último día que viviera,
con los ojos abiertos, piel erizada,
con el pensamiento bien despierto,
como viven los que sueñan
y cada día, dan comienzo a su morada.
Santander- 7-9-15. 19,30-