Como piedras, pesan las soledades
que labré a golpe de pecado,
como piedras, pesadas y cautivas,
que se sobreponen , tal que una agonía
cargadas, en la espalda herida
con el peso, infame, de la duda.
Allá van, en la mochila, con desaire
pecados viejos, burlas e ironías,
vanas palabras que malgasté en bares
y la lenta sinfonía de la nada.
Pesan. Y doblan el envés
con suculenta ansia de quebrarlo,
por eso es que ahora,
camino más despacio;
el peso de todo lo que porto
me quiebra, me desmadeja.
Me hace daño.
Santander-25-11-2016. 20,35