Pequeños, somos seres pequeños,
cuando se nos divisa frente al mar
o nos agita el viento, la brisa,
o en el atardecer, en el momento
que el sol esconde alas.
Somos seres endebles, deformes, cuitados,
tan frágiles, que un soplo nos desnuda
y un dolor nos aflige hasta dejarnos mudos,
mera sombra encerrada en el muro
de un jardín enjabelgado de sombras alargadas.
Sombras largas de grises gredales
que pululan espejos
cóncavos y convexos
dejando nuestros cuerpos,
desnudos tras los muros
de una pasión endeble, de una mirada hueca.
Somos seres muy débiles,
tanto, que defendemos con saña
la contienda, en que nos sumergimos,
siendo, apenas, un nada, un nadie,
polvo de cementerio.
Santander 14-5-15, 20,15. 459 días sin ti pero contigo