de barnices ahumados
dibujando colores que el tiempo difumina.
Añoranzas que retornan a veces
cuando un olor, un recodo, un paisaje
nos recuerda que no hace tanto
aún éramos niñas jugando en las cunetas.
Niñas, que corríamos veloces
agitando el espejo, dando prisa al tiempo
como si no fuera él, quien trotara
sin dejarnos aliento, ni atisbo
en la memoria.
Queríamos volar, cuando apenas
las alas brotaban y dábamos bandazos
jugando con la suerte
adversa o favorable, contraria o tolerable
cual ruleta dispersa…
Oh, tiempo de cerezas
en donde corríamos felices
cual aves que a poco
abandonan el nido y parten
hacia un mundo, que ignorábamos
hostil, a fuerza de carreras.
Cuando hoy, los olores a yerba,
a yodo, a vino y a frambuesas
nos sugieren, cual pájaros esquivos,
recuerdos y memorias
que casi creíamos cautivos
del tiempo y la pereza.
M. Toca
Santander- 26-07-2020. 18,57