Te duermes, mi niña, me cierras los ojos
arropada entre dos luceros
que prenden tus tibios brazos en mi seno.
Te duermes, batida por el viento frío
que barre una tierra inhóspita y sucia
cubierta de barro, surcada por largas fronteras
de alambre de espino.
Cierra ya los ojos, pequeña princesa,
no mires, descansa, no veas
las luces, las miradas, la rabia
que surca el espacio donde ahora te hallas.
Deja que tus sueños enhebren historias
que dibujen flores, letras y un mañana;
descansa, princesa, déjate de sombras
mécete en mis brazos, segura, callada.
Mañana amanece, princesa bonita,
abrirás los ojos, yo veré tus lágrimas
y con estas manos, te juro, princesa,
que horadare piedras, por darte esperanza,
una casa, un sueño, que cubra tus alas.
Pero ahora, duérmete, mi niña,
que la noche es larga.
Santander-24-3-2013. 14,09. A ellos/as, para que amanezcan a un futuro.