Nada me queda más que contemplar
el futuro en unos ojos
que arden de vida y esperanza;
nada me queda más que amar
el rastro de la vida en su mirada.
Nada me queda, queda todo,
porque en ellos ato mi solido mañana.
En ellos espero,
que suelden a mi vida, la esperanza,
esa que llega como escorzo
de suavidad atenazada. Y con los ojos
me dicen que sí, es el camino,
el que hace la apariencia
de vida, de amor, y de sentido
a toda una vida
que pudo ser, y fue, quizá
una experiencia.
En esos ojos, contemplo la huella
de aquel que marchó,
siguiendo los pasos de su senda,
dejándonos huérfanos de amor
y sedientos de su aire y su calor.
Santander-7-6-15. 19,54-503 días sin ti, pero contigo.
dos, de vuelta…