Me desperté soñando
envuelta entre la bruma
de la incierta mañana
cuando apenas se abría,
en la tenue penumbra,
el día, ensimismado
cubierto de zozobra
y fundido entre sombras.
Desperté, enredada en el sueño,
escarchada de brea
entre marea y llanto,
mientras, se iluminaba el cielo
y las nubes huían,
de mi pequeña alcoba.
Me desperté soñando
mientras tú sonreías,
desde el rincón candente
de mi casa, y mis huecos
se esforzaban en arroparme toda
porque el sueño era triste
y la ausencia… dolía.
Permanecí muy quieta
arropada en mi lecho,
mientras el sueño huía
en pos de otra maraña.
Escuchando el silencio,
permanecí callada,
esperando las luces
de una infiel alborada.
Porque el sueño anidaba,
hacía hogar, en el alma,
dejándome su escarcha
mientras el cuervo hablaba.
Santander-25-2-2016. 17,12.