Madrugada sin sol
vienes a verme
callada, en compañía
y con pereza, te recibo:
hoy es mañana.
Debo ponerme en pie
y ser valiente.
Te llegas hasta mí
por la ventana
que alborozada entorna
un adiós, a la penumbra
que me yergue.
Madrugada, perdida
entre mares de olvido
prendes de la memoria
comprimida,
como si fuera viento
y no un sentido.
Hoy es mañana,
mañana será estío
y hoy, es el futuro
de lo que ayer soñara
entre sábanas blancas
y el vacío.
Santander-12-1-16. 1,10