Caminas callado, pegado a la puerta
por donde se sale, de la dignidad,
sin sombra ni pulso,
porque no te queda nada que perder.
Caminas despacio
con pasos perdidos,
porque, no tienes destino
ni sitio a donde ir.
Hoy sales de casa,
con paso pastueño,
los brazos caídos
como una bandera,
plegada, sin brío.
Hoy, como ayer, como antiayer,
caminas despacio, sin ruido,
sin nada que hacer.
Contemplas el día,
la gente correr
y tú, caminando, lento,
dejando pasar el desplante,
sin nada que hacer.
A veces tu rostro se mira
en esa vidriera cubierta de cosas;
te miras, sonríes, bajas la cabeza,
porque no conoces al extraño ese,
que va cabizbajo, con barba,
con miedo, y sin pan.
Santander 24-6-15. 11,48, 520 días sin ti pero contigo.