Da igual que te disfraces de poeta
o vistas tu cuerpo con pinturas
y lo llenes de arte o de proclamas
y lo conviertas en hogar de genio y galerías,
incluso que te abanderes y proclames
adalid del bien común y la concordia.
Da igual que empuñes
la sonora calma de los justos
y que a toda hora nos cantes
La Internacional, como saeta,
levantando el puño, cual espada.
Da igual si eres rojo, verde o amarillo
y entonas sonoras letanías
que aprendiste, allá, en los ancestros
haciéndolas tuyas como estilo
o barniz, bien pulido de señuelo.
Si tienes el alma en ponzoña y agonía,
da igual si eres artista, luchador o buen poeta
porque tu corazón va bien blindado
extraño al sufriente, y al que, con voz falsa,
dices, amigo, que le salvas.
María Toca
Santander- 11-11-2018, 12,45