Van llegando los días
en que todo momento
se recuerda y se mece
en el vacio yerto de un tiempo que pasó.
Con parsimonia vana
se acercan unas fechas
que hieren y que aquejan
como puñal taimado,
dejando en la memoria
preguntas que no hice
y en el cuerpo un cansancio
del dolor que no pasa.
Van llegando las fechas
que hieren como dagas;
se erizan los recuerdos,
se mentan las palabras
que no dijimos nunca,
porque dolían,
y lo que no se dice
es como si no fuera.
Las lágrimas cuajadas
se enredan en los ojos,
que de tanto perderlas
se han quedado ya ciegos
de no querer mirar
el tiempo que no llega
y la mar nos los tapa
con su calma salada.
Están llegando días
en que toda mañana nos suena a retirada,
y cada despertar, se nubla y se apaga
con dolor, la mirada.
Santander 17-7-14, 11,27. 179 días sin ti.