Quizá lo dije todo
ya no resta más que levantar el mostrador
donde se apoyaba el tiempo
y la palabra. El verso
que nacía tal que grito o proclama
de un pecho anidado con estulta complacencia,
un dolor ciego, o simplemente el valor
de contar lo que acontece.
Quizá acabó el discurso
y el miedo, la complicada divergencia
entre el mundo y la voz interna
que adolece su prueba
de ser grito esperanzado
en todo su esplendor.
Lo dije todo, o no,
tal vez se resarcieron las palabras
se cansaron, renuentes, a tornar
y se quedan, ausentes, agazapadas
en un letargo inconcluso
entre la ceguera y el dolor.
Quizá lo dije todo…tal vez no.
Es posible que mañana
se me ocurra un poema
y ciega de dicha, lo vuelque
en esta parcela hirsuta
de mi vientre. Entre la soledad
y la amañada costumbre
de contar…
María Toca
Santander-28-01-2019. 0,14