Quisiera levantarme cada día
con el corazón pleno de alborozo,
vestirme de nuevo, en la mañana,
como si fuera sábado y reluciera el sol,
tal que fuera fuego en el hogar,
y renovar con la primera mirada,
mi sonrisa y mi piel, al comenzar,
la jornada , con paso cauto
mi sendero, a caminar.
De noche, contar con calma, las estrellas,
dormir encelada entre los sueños,
que aún me quedan por cumplir,
sin menoscabo de sentirme ligera y feliz
por el camino recorrido hasta ahora.
Quisiera sentir en el momento,
el rumor de este mar embravecido,
que me cuenta en el silencio, concentrado,
la historia silente de la vida
y seguir emancipada, con lo puesto,
ligera, presta, a cambiar el paso,
a crecer, a aprender, a ilusionarme
con las pequeñas y grandes concesiones
que la vida nos hace, en momentos,
y en otros cuando se nos tuerce y nos condena
a sucumbir al peso, contrito de la pena.
Quisiera que mi pecho, en cada idea
emoción o causa justa, se incendiara,
prendiera, como tea, una fogata,
y encendida, rugiera como furia,
entre mis pensamientos y mis días.
La Virgen del Mar. 30-5-15. 495 días sin ti, pero contigo.