Esas tardes de amable desamparo
en que el alma yace solitaria
sin más compañía que el recuerdo
y más memoria que lo ido,
esas tardes en que me inunda la nostalgia
y me llegan las voces del futuro.
En ellas, se me anudan como hiedra
la sensación de ser humo vacío
y tener la nostalgia por compañera
de camino, de trochas, de repaso
y una soga, como fiel escudero.
En ellas, el refugio es componente
crudo y sentido de unos versos
que desgrano en la solitaria aquiescencia
de mi cuarto, como nido huero
y la presencia etérea, como siempre,
de aquel que se fue, y sigue compañero
en los ratos de silencio, a mi lado.
Santander-11-10-15. 19,24
Si, es así. Producen una melancolía que es buena para hacer versos
Pasea…ver el crepúsculo es inmenso
Jajaja. Por el oeste, como todos