A veces, un golpe seco,
llama a la puerta de mi pecho,
con cautela, lo observo y estremezco,
al ver, que es la soledad, quien me visita.
Viene con maleta,
plena de nostalgias y de penas,
complementada con recuerdos
y palabras, que casi estaban olvidadas,
allá, en la lontananza, de una vida
que fluctuó por quebrantos y alegrías.
Intento, que la visita no dilate
por mucho tiempo; sea breve,
a fuer, de dejarme sin aliento,
maltrecho el corazón y los recuerdos.
Le sirvo en mesa bien cumplida
e intento, traspasar sus malas artes
con poemas, música y paisajes
que la alejen, o al menos, amortigüen
el estribo que clava en mis carnes.
Por eso, la recibo, cumplimento y agasajo
como amiga, fiel, aunque malvada,
porque me inspira, me espolea y me acompaña
en el camino largo de la vida.
Amiga, a veces, intrínseca y caína,
la soledad, acompaña muchas horas,
inspira, me hace fuerte, complementa
y jamás defrauda lo que inspira.
Santander-6-3-2016. 11,53.