Hoy el alma está fría
como tempano en furia
con la casa apagada
sin luz en la ventana.
Con el llanto crujido,
se me revuelve el alma
por la vida pasada,
en recuerdos y escarcha
por doquier derramada.
Y se me cuaja el frío
y mi voz no se escucha
mientras cae la lluvia
y yo espero, la escampa.
Hoy mi cuerpo se abruma
por la ausencia pasada,
necesita unos brazos
que le hagan de morada;
mis ojos, una mirada,
que le aniden el alma
y mi mano una mano
que me ampare y me alza
hacia las nubes claras
de mi marcha quebrada.
Hoy mi voz se quedó sin palabras
por no tener a nadie
que quisiera escucharlas
y me tiembla la carne
que trémula y descalza
demanda compañía
aunque no quede nada.
Mi voz y mis palabras
se quiebran ante el futuro
níveo, plomizo, fatuo
que me espera en la esquina
de mi vida; y mi calma
se diluye en la espera
de hallar nueva morada.
Santander 23-8-14, 17,23. 216 días sin ti.