Herida fiera, vive en mí,
que ni se cierra ni se cura,
fiel compañera, amante espera,
en días grises, como gredales o terrosos;
convive con mi alma y se solaza
como grieta salida de mi falda,
que al socaire de la sombra alargada y certera,
hirió con daga afilada
la carne huera.
Herida grave , abierta,
estremece la carne, sin demora,
que se apresta rauda
a sembrar la sementera
de tristura y penas, combinada.
Esta herida que nunca acabará cerrada
porque desde ella, respira el alma
el hálito de calor de mi templanza,
fiera y sutil, fértil escarcha,
la riega y fecunda, aunque siangra
los días, las horas y las calmas.
Es la memoria de un amor tan grande
que cubre soledades, amplias esperas,
cierra puertas y goznes
a la sutil garra del enjambre
de unos recuerdos que galopan locos,
a veces, otros, renuncian a muy poco.
Santander -18-12-14, 10,35- 333 días sin ti pero contigo.
claro, nada como la poesía para sacar trastos del alma, Sara…y eso es psicología
Mucho que aprender aun, Rosa. Gracias, supone mucho para mi tu opinión.