Se me cruzan los mares del retorno
por veredas, con oleaje bravo,
se me ensalzan las velas con el viento
y torno al destino de mi viaje
con la maleta completa de miradas
y la cabeza cansada de pensarte.
Surqué destinos insondables,
caminos lentos, otros raudos,
saludables y luego, sin premura
cargué con el destino que me implora
volver al cielo la mirada
por ver si te encuentro escondido
en una estrella o bridandote en la luna
saltando entre los cielos y las cumbres;
o bien, entre las olas de la playa
donde nos encontramos
cuando apenas eramos sencillos
guijarros, movidos por el viento.
María Toca
Santander-12-10-2018.