No tomes como desprecio
la distancia, que pongo,
ni pienses que va por ti la indiferencia,
que muestro, a veces,
en momentos de friega;
es mera defensa, de lúgubre tarea,
la que me hace marcar pauta
dejar fuera,
lo que me asusta, me intimida o me bloquea.
No creas que es verdad la disidencia
que muestran, a veces, palabras,
actos o costumbres,
que ves en mí, con notable diferencia,
de lo que debiera ser
y no se cuenta.
Es muro, cortafuegos o aislante
de una fragilidad que tengo por bandera,
porque si me acerco,
y me desnudo, temo mucho,
que la herida se viera con denuedo
siendo, entonces, frágil la apariencia
que muestro, y por ella,
fáctible herir, sin ni siquiera,
pedir perdón por ello
y quedaría la piel al aire, sin señuelo,
de coraje, fuerza o complemento.
Santander- 2-5-15, 20,25. 467 días sin ti pero contigo.