Ese sabor amargo de tu boca
no puede ser otro, que el fracaso,
que tu mente mastica y se defiende
con la ironía, o ese no estar presente,
cuando suena la banda, de esta incierta
película, macabra, de la vida.
Esa sonrisa rota y desviada
es la mueca que tú llevas pintada
en el rostro, teñido de indiferencia vana
con el que intentas cubrir el desafío
que te lleva a seguir, aquí, y vivo,
aunque sabes, perteneces a otra parte.
Ese cuerpo deslavazado, maltrecho, casi roto,
es el tuyo, que a poco te depende
y te suele llevar a alguna parte,
aunque, en ocasiones, ni obedece
los mandatos que tú mismo interfieres.
Con ese bagaje, de tristura en la mente
caminas, avanzas lentamente
en pos de una paz que ampare
y deje descansar, por tiempo indefinido
a un hombre que solo espera firme
que le sorprenda la muerte, sin envite.
Santander-13-3-2016. 0,59.