Florecerán los almendros otra vez,
como si fueran nuevos,
volverán los días a crecer
las noches a amainar;
los campos se cubrirán de flores
y estarán las madrugadas plenas
de olor a azahar y hierbabuena.
Volverán los nidos a llenarse,
los árboles temblaran de escarcha,
plenos de hojas,
de vida, plenos de esperanza.
Cada noche, saldrá una luna nueva
que ilumine amores a deshoras.
Volverá la tierra a germinar
con el manto de la primavera
y tú no lo verás, cariño mío.
Tus ojos se cerraron para siempre,
a la vida, a la espera, a la suerte.
Se cerraron las antorchas de tus manos,
que fuertes sostenían los destinos.
Se apagó la luz de tu semblante,
sin esmero, como se apagan
los instantes que doblan
una vida esperada, sin consuelo,
de que vuelvas, de nuevo a despertar,
tal como te alcanzó la muerte,
sin piedad.
Santander- Valdearenas-16-2-14, 16 horas
Precioso María. Mis cariños.
Claro que sí.