En esta parte de la senda,
la que vira, según marchas a la izquierda,
sí, esa, la que caminan pies descalzos
-sin soldada- caminantes lentos y penados.
Justo, en esa parte del camino,
estamos, las que andamos despacio, extenuadas,
porque somos expertas en derrotas.
Derrotas que duelen y que horadan
la herida labrada por los años
que pasamos en dique seco
esperando vidas mejores, concertadas
con el aire respirado y la constancia.
Aprendimos en el bosque a derrotarnos
pero nunca jamás bajamos la cabeza,
entendimos lo duro del fracaso
y labramos las tierras con perfidias.
Muchas manos levantadas
se quebraron; los ojos vieron dramas
y los heridos se contaron por cientos en la tierra
cada día, sin por ello, abandonar
la lucha cotidiana, por eso nos hicimos,
ya te digo, expertas en felonías y traiciones,
en batallas perdidas, enhoras dilatadas
en espera de que llegaran buenos tiempos
compensando la dura batalla terminada.
Sí, nos duelen deserciones
y los vientos que se arredran
ante graves tempestades que obnubilan
la torva mirada que contempla
desde lejos, queriendo doblarnos la cabeza.
Por eso, porque somos expertas en vilezas
es difícil derrotarnos cada día
porque llevamos la frente levantada
y la espalda cargada con vencidos.
María Toca Cañedo©
Santander– 05-06-2023. 19,49