Envuelta en sopores de estío
abrumada por el calor difuso
que asoma, descarado, en mi ventana,
me solazo con este regalo
que llega, procaz, en invierno.
Son regalo los brillos que adornan
y sutilmente, retratan la siesta primaria,
esa que anuncia la tarde,
ensimismada, de suaves sopores de vino.
Camino por sendas locuaces
que me narran el tiempo pasado
y me auguran un lento proceso
de olvido y templanza,
asida de la mano, contigo,
aunque nadie vea
que andamos el mismo camino .
Santander-8-12-2016. 12,02