Espejo viejo, arañado por la imagen y los años,
espejo que devuelves, hirsuto, la mirada
de los quince años, estando enamorada
cuando aún mi pelo y mi sombra me alegraban.
Envuelve ahora, vieja luna de sombras acabadas
la torva imagen que de mí resta
del aquel naufragio
en que abordamos la isla deseada.
La de aquél tiempo alegre
cuando, alocada, a ti me asomaba
para hacerte promesas que a poco tiempo
y sin demora, olvidaba…
Espejo viejo…
amigo o enemigo, según tornen
las chanzas, los amigos o los viejos amores
que llevo en mi maleta, bien cargada
con destinos inciertos, pábilos inabarcables,
apagados por el viento, tan distantes.
Sombreados de luces, en mi espejo
que me cuenta la vida y sus ancestros,
sombras del calendario, río de voces
que agitan la contienda, derrotada
por tanto y tantos amores,
despreciada.
Espejo viejo que me cuentas
en tibio susurro y al oído
las veces que maquillé heridas y reproches
para no acumularlas, entre el vino
y los rumores de las noches
que decoraron una vida bien gastada
y hoy añoro, contemplando el desfalco
de mi cara, en ti, espejo viejo
tal que perdidas luces
sin remedio.
María Toca
Santander. Reclusión de cuarentena- 17-03-2020. 11,48.