Esculpir palabras, es placer difuso
que me enerva, divierte y enamora;
dar forma al verso y a la historia
sin convertirlo en pastiche, ni difuso
panfleto carente de donosura.
Tarea ingente, me propongo
esa que me lleva de la mano
a caminar en pos de la palabra
para describir lo que surge
y en ello, llevo presto la esperanza,
de hacer del verso mi historia
y de la historia, verso, que sobrevive.
Por eso, no conozco mejor forma
de amar, de ser amada, de vivir,
que caminar de la mano
de palabras que juntas,
conforman esperanza
esculpidas a golpe de cincel
que surgen del tiempo sin memoria.
Santander-12-10-15. 12,32
Gracias.