Recorrí tanto trecho
bañada por las lágrimas
por silencios obscenos,
por ausencias culpables
que a fuerza de andar
ya ni siento los pasos,
aunque en el camino sigo,
paseando despacio.
El día que marchaste
se me nació otro yo,
con el dolor aciago
creció planta fructífera,
calmada, en el silencio
que ya no espera nada,
pero va a paso ciego
por la senda pensada.
En fechas señaladas
se acunan los recuerdos,
se mezclan con el viento
macerando el espanto
de no volver a verte
y seguir caminando.
Santander- 18-1-16, 13,41. A falta de 1 día para cumplir los dos años de tu marcha.