Se quiebran los estantes
de la casa, donde crecí, y me escucho
lamentar el desfalco
de perder la memoria
a base de vivir de espaldas al pasado
y no contar con nada
que pudiera, tal que entonces,
ser, con ganas, recordado.
Porque todo es olvido
en este charco ciego
donde bato mis alas
y dejo a buen recaudo
las prisas y un alma
desgajada por vientos
que agitan, hoy, las ramas
de aquél acebo seco
que batía sus brotes
como un acaudalado
agita sus billetes,
mirándolos con gula, sonrojado,
de no saber qué hacer
con tanto, labrado de pecado.
Se rompen anaqueles
que sujetaban, con tiento,
el pasado, los libros no estudiados,
las fotos marchitadas
envueltas en el polvo
que depositó el aire,
que, a ciegas, se cernió
por los muebles, los estantes,
cubriéndolos de olvido
mientras, en el jardín,
cimbreándose,cautos,
los lirios se crecías, altivos,
contemplando,como todo el paisaje,
se cubría con la pátina
de un aciago olvido.
María Toca
Santander-16-05-2018. 19,29