Los ojos se le van detrás de unas palabras que apresadas, expresan el deseo y la posesión. El sol acaricia la nuca y hace brotar una lenta parsimonia en el pelo. Es tiempo de cerezas y de vino, es tiempo de placer y destemplanza, tiempo ansiado. Deseado el momento de llegar a la casa, abrirse al placer muy lentamente, desasirse del mundo, embarcarse en el lento camino de pasión, que él promete con una sonrisa, desde dentro.
Ella camina lenta, saboreando en su boca de antemano el gusto dulce de encontrase pronto. En su mente cabalgando, el deseo por conocer todo lo que él calla, todo lo que él promete. Con mirada lasciva lo contempla, moja sus labios con la saliva fresca de una boca hambrienta, que desespera en el tiempo que le queda aún por verle. El sol reverbera en la ventana. El sofá presta su abrazo a los amantes, él reposa a la espera. Con mano trémula, ella, alarga los dedos hacia él, que se deja acariciar muy lentamente. Se cala las gafas, se arrellana en el sofá amable, le toma de la mano y suavemente, como se toca una rosa, va abriendo las páginas con ansia. El libro le devuelve la calma, hace que su cuerpo se combe y la prisa se acabe. Afuera, en la calle, las sombras se irisan, el cielo se escarcha y lejos, en la bóveda celeste, camina una nube panzuda huyendo del descanso.
Precioso!
Despistante
Sólo es un libro…nada menos
Me ha encantado María!! Gracias!!
a ti Charo, por leer y comentar. Una escribe para eso…compartir sensaciones
Y a mí, sin esfuerzo alguno, me llegan esas palabras haciéndome disfrutar. Te parece poco motivo para dar las gracias???