Aquel tiempo fugaz
que a veces aún se cruza,
por los visillos ciegos
de la memoria umbría,
me llega, a paso lento
y se fija en la crónica
que transcurre su curso
tan queda, como entonces.
Fue cumbre y aposento
de vida cimentada
como cuando se funde
el viento en la mirada.
Poco, duró tan poco,
aquel amor tan denso
que solo me parece
atisbos del recuerdo.
Mientras, los pasos quedos,
por aquel empedrado
que juntos caminamos
derechitos al cielo
se fundieron entre las sombras
y a poco, casi, desaparecieron.
Luego se ataba el miedo
a tu piel ; y la mía,
como secuaz y cómplice
respondía al sonido
que tañía tu cuerpo
cimbreando el destino.
Aún con todo y con eso,
duró poco el encuentro,
apenas fue un momento
y raudo, se disolvió ligero.
Cuando nos dimos cuenta
se nos pasó el invierno,
se tornaron las nubes
en solana difusa
y el mar, reflejó la mirada
que el tiempo no pudo
dejar en invernada.
Después, llegó el olvido,
murieron los recuerdos,
quedó en la boca el sabor
aciago de unos besos
que murieron, tan quedos,
como cuando se dieron.
Nos duró poco el amor,
se nos tornó silencio
y en la penumbra sorda
nos abrazó el miedo.
Santander- 23-10-15. 17,27 Para Vicente.