Quisiera no tener el derroche
de sentir madrugadas
solitarias, en tibio aquelarre
con el miedo y la noche tan callada.
Despojarme del dolor, del amor,
revestirme de nada y sentir
que me es ajeno el viento, el sol
y que el aire, refresca y me llega
tan solo para solazarme.
Sentir que al quitarme el vestido
me despojo de las penurias, de mis males;
poder colgar en una percha, el desaire,
la indiferencia, el miedo,
el reproche, y dormir explayada,
como si no hubiera yaga en mi alma.
Dejar que los sueños fluyeran
que no habitara el pesar
en mis noches, y que todo acabara,
sin reproches, sin la sal
que derraman los ojos
y esculpe un rostro sin mi nombre.
Santander- 5-6-2016. 19,34
Gracias, esa emoción es un regalo.