De plomo se viste la mañana
despojada del vestido azabache
que se pone el paisaje cada noche.
De rutilantes estrellas adornada
huyen despavoridas,
ahuyentadas por la briosa llegada
de un brillo locuaz, la madrugada.
Enjuaga con presteza el rocío
el rostro del monte que atraviesa
mostrando al desnudo paisaje
que tibiamente se enrevesa
y aletea en los brazos de la calma.
En mis ojos con la tristeza presta
de un olvido que puede ser herida
se dibujan olas de pensamiento
que solo son recuerdos, pozos
de vida, rellenada a veces
con un dolor muy sordo
otras de alegría, de vuelo
mas siempre vida, vivida con esmero.
Con las puertas abiertas
huera de odios, de miedos
ahíta de belleza
dibujando en las flores
la tenue sensación de desespero.
27-10-12