Agarrotada, seca, la voz callada,
prendida con la pinza de la desafección,
cerrando los recuerdos, que ya van por delante
volcando en un papel la vida y su rincón,
así consume el tiempo, su furia; y sus instantes
ruedan por la cansina presunción
que somos todos culpables, de sentirnos,
felices, o tibios de pasión.
Callamos, o gritamos, depende del momento,
las verdades amargas, la cruel renunciación,
de sentir, de no ser, de cruzar los umbrales
en que pudimos sentirnos tan audaces
y solo, se nos ocurrió pensar despacio,
y obrar, con sentida presunción.
Callamos, no decimos nada que altere
la verdad mil veces repetida,
porque hoy, cansinos, se puede
quedar en dique seco, cual canción.
Santander -3-4-15, 19,49. 438 días sin ti pero contigo.