que cuenta mejor que las palabras
la historia que han vivido.
Expectantes,
caras esculpidas de argamasa menguante,
narrando los miedos, las vergüenzas,
los suspiros que labraron los vientos
en un lienzo que quizá fuera blanco
y hoy se cruza en destinos.
Caras que relatan concisas
la nostalgia, los eventos circunscritos al tiempo
en que muy lentamente se cinceló la historia.
Caras…con sentimiento,
con ira, rabia, risa o con el infierno
creciéndose muy dentro.
La sonrisa, el enfado, los tímidos empaques,
las glorias, los descalabros, las amarguras vagas
y el llanto, trazando aquellos surcos
que pintaron los gestos con pinceles de amianto.
Al cabo os confirmo:
todas llevamos la historia bien escrita
en ese rostro hirsuto
que nos labró el destino
y nos confirmó el tiempo.
María Toca
Valdecilla- 12-02-2018. 13,10